Confianza

Clouds
© Gabriel Lamza

"Ten confianza; levántate, él te llama".

(Marcos 10:49)

La confianza es la esperanza en el futuro, y el optimismo con relación a lo que futuro traerá, la expectativa de algo mejor.

En éstos tiempos difíciles, en donde el mundo perdió el rumbo y todo parece desmoronarse, el pensamiento humano tiende al desánimo y a la pérdida de la confianza, pues, ¿Quién sabe lo que traerá el futuro? Particularmente, qué podrían saber aquellos que fueron afectados por el terremoto en Turquía y Siria, y que lo han perdido todo, quedándose sepultados los deseos y sueños debajo de los escombros.

Por ello, aún más nos preguntamos: ¿Qué o quién nos brinda esperanza y sustento? ¿Quién lleva la confianza hacia los campos de refugiados, hacia aquellos que recientemente han escapado de una guerra, destrucción, persecución o terremoto, teniendo que pasar sus días en tierras extrañas, porque ya no pueden vivir en su tierra nativa? Se trata de sobrevivir diariamente. ¿Cómo se puede tener esperanza ante una situación tan desoladora?

Durante su último viaje, una semana antes de la crucifixión, Jesús pasó por la ciudad de Jericó. Allí se encontró con un mendigo ciego, quien estando despojado de cualquier esperanza, estaba sentado al costado de la calle, clamando a Jesús desde su aflicción interna y externa: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí! " Jesús se detuvo, diciéndole a la multitud: "Traedlo aquí". Le llamaron al ciego, diciendo: "Ten confianza; levántate, él te llama". (Marcos 10:49). Así es como Jesús mira a cada uno de nostros, llamándonos hacia sí mismo como lo hizo con el ciego, así la confianza se hace tangible para nostros.

Luego de este encuentro, Jesús continuó su viaje hacia Jerusalén, sufriendo la agonía en el jardín de Getsemaní, sus momentos más oscuros en la cruz, y la tumba fría. Muchas personas que le acompañaban durante estos momentos, habrán sufrido una sensación de desaliento: Jesús murió.

Cuando Jesús fue resucitado de la muerte al tercer día, los acontecimientos de desbarataron. Su tumba está vacía. ¡Jesús vive!

Konrad Adenauer (el primer Canciller de Alemania), quien había sobrevivido la Segunda Guerra Mundial y gobernaba un país en escombros, una vez dijo: "Si Jesús no habría resucitado, no existiría esperanza para este mundo". Él tuvo la confianza de que la guerra y la destrucción no tuvieran la última palabra para el pueblo alemán. También para nosotros, el sufrimiento, la destrucción y la pérdida  no deben tener la última palabra, sino Jesucristo, quien nos promete vida y esperanza.

Los discípulos habían puesto su confianza en Jesús, quien luego murió en la cruz. Con ello, también habían muerto las expectativas de sus vidas, y no sabían a donde ir. Se fueron hacia el lago de Tiberias, y se subieron a una barca, para seguir haciendo lo que habían hecho antes de haber tenido un encuentro con Jesús. Durante esa noche, no pescaron a ni un solo pez. A la madrugada, luego de una noche llena de desafíos y desesperación, "Jesús se presentó en la playa..." (Juan 21:4).

¡Ésta es la esperanza que tenemos, que Jesús venció a la muerte y nos ofrece la vida!

¡Les deseo unos días llenos de confianza!

 

Yassir Eric